Los consumidores secundarios, como es el caso de las orcas, tiene más peligro de extinción debido a que tienen una mayor masa y necesitan desplazarse grandes distancias para alimentarse correctamente y aún así sólo aumentan un gramo de su masa corporal, mientras que las focas, que son comidas por las orcas tienen una mayor eficiencia debido a que son capaces de desplazarse más rápido y necesitan menos cantidad de alimento.

 

Al igual que en el caso anterior, para un lobo es mucho más rentable energéticamente capturar una única presa grande, como por ejemplo, el jabalí o el corzo, que muchas pequeñas, como un ratón, por el tiempo y la energía utilizada en este proceso.

 

No sería posible que los ecosistemas tuvieran doce niveles tróficos ya que cuantas más transferencias de energía los separen de la base de la cadena más posibilidades hay de extinción para las especies que ocupan estos niveles.

 

Una red trófica refleja mejor la realidad de un ecosistema que una cadena trófica ya que contempla todas las interacciones entre todas las especies, no solo entre el consumidor y el productor.